16.12.09




- Le cambio mi libertad por un platito de comida y un lugar donde dormir. Y le dejo mi carrito de supermercado si tiene usted un librero. No importa que libros, sólo quiero dejar la carencia de la palabra escrita.

-¿Es un caldo de pollo el precio de su libertad? ¿Su grillete un lonche de pierna? .. ¡Mire! Todo esto es suyo, nada de esto le incumbe ni a eso le incumbe usted. ¿De veras renunciaría?

- Yo no. Mi tripa sí. ¿Trueque?

- Aquí estan las llaves de mi casa y el nombre de mi madre es Carmen. Procure no hacer mucho escándalo, mis padres enloquecerían si se enteran que me he intercambiado con usted.

-No se preocupe señorita, tenga un buen día.

2 comentarios:

Una dijo...

La libertad...

yo la cambio por lo que sea.

Francisco Romo dijo...

Super original!!! Esta analogia bien que puede aplicarse a esa etapa donde nos vemos "forzados" a dejar lo que realmente queremos ser, a cambio de la "aprobacion" de los demas, o por tener un taco "asegurado" que llevarnos a la boca...lo malo es cuando vemos en lo que se convirtio el taco despues de que se va el hambre...shit!
Salu2